Llega el verano y con él miles de anuncios sobre protectores solares que prometen protegerte del sol como si les fuera la vida en el intento, pero… ¿sabes cuál es el mejor protector solar para ti? ¿Sabes cómo funcionan realmente y cuándo y cuáles aplicar? Te lo cuento todo todito a continuación, por si aún no te has decidido cuál de entre todos los protectores solares elegir.
Qué es un protector solar
Un protector solar es esa crema que te protege de los efectos que tiene el sol en nuestra piel. En verano, sobre todo, nos insisten en usarlo ya que el sol afecta de forma diferente que el resto del año y tenemos que protegernos para evitar enfermedades en nuestra piel. Eso sí, lo óptimo es usar protección solar todo el año para evitar el envejecimiento prematuro. ¡Atención! No es lo mismo recibir los rayos del sol estando en tu casa, en la calle o en la sierra, llena de nieve. Además, estas son las recomendaciones de la OMS en cuanto a la exposición solar.
Tipos de protectores solares
A diferencia de lo que puedas pensar, sí existen diferentes tipos de bloqueadores solares. Están los físicos y los químicos. Los dos protegen de manera diferente, ya que se componen de ingredientes diferentes. ¿Cómo saber cuál es cuál? Mirando los ingredientes, claro. Empecemos por el principio entendiendo qué es el SPF.
El SPF no es más que la multiplicación de nuestra defensa ante radiaciones. Por ejemplo, si usamos un protector de 15 SPF, nuestra protección ante el sol se multiplica por 15. Normalmente, el protector solar se envía a un laboratorio externo para que marquen este numerito del SPF: es lo que nos da el 15, 30 o 50 SPF, por ejemplo, siendo el 50 SPF la máxima protección.
Y después, diferenciando los dos tipos de filtros solares:
Los físicos tienen como componente principal minerales como el óxido de titanio, el óxido de zinc, mica, talco o el óxido de hierro. Actúan haciendo “efecto espejo”. Es decir, crean una barrera entre nuestra piel y la radiación solar para que esta rebote y no nos afecte. Actúa contra rayos UVB, UVA e infrarrojos, aunque también contra la luz azul de las pantallas de ordenadores o móviles. También son recomendables para pieles sensibles o reactivas, ya que no suelen provocar ninguna reacción fotoquímica en la piel. Estos actúan desde que los aplicas y, al ser mucho más naturales, se absorben antes y necesitan ser reaplicados cada unas dos horas.
Los químicos, sin embargo, están formulados con componentes químicos como la oxibenzona, el octocrileno, el octisalato o la avobenzona. La textura suele ser más fluida y sin residuo blanco, aunque algunos de los ingredientes que llevan pueden ser muy contaminantes para el mar. Se tienen que aplicar al menos 30 minutos antes de recibir radiación solar directa. Estos sí se degradan con el paso del tiempo.
Radiaciones a las que estamos expuestos
Para entender cómo actúa cada tipo de protector solar, hay que diferenciar las diferentes radiaciones que recibimos y, también importante, dónde la recibimos (playa, nieve, calle..). Hay que tener en cuenta que durante todo el año recibimos radiación del sol y siempre hay que protegerse, ya que es uno de los causantes del envejecimiento prematuro.
Radiación ultravioleta A (UVA)
Son ondas de larga distancia con las que hay que ser prudentes, ya que una exposición prolongada sin protección (se recomienda reaplicar cada dos horas) puede desencadenar cáncer de piel. Es conveniente destacar que siguen siendo beneficiosas para nuestra obtención de vitamina D, pero evitando la radiación directa en horas centrales del día. Esta radiación afecta a las capas más profundas de la piel y se suelen dar todo el año, incluso en invierno en días nublados.
Radiación ultravioleta B (UVB)
Son ondas de corta distancia que también están todo el año, pero afectan más en verano. Estas son las que nos broncean, pero también las que nos causan las quemaduras. Destacar que protegerse del sol no hará que perdamos la posibilidad de broncearnos más, sino que son dos acciones totalmente compatibles.
Radiación infrarroja
Esta radiación es mucho más larga que la luz visible pero menos que la de un microondas, por ejemplo, pero no se ha detectado hasta esta última década. La única manera de combatirla es usando protectores solares físicos junto a antioxidantes o antirradicales libres, aunque algunos poquitos protectores solares también los combaten. Se dan a lo largo de todo el año.
Los disruptores endocrinos en los protectores solares
Al elegir un protector solar, debemos tener en cuenta que puede que incluya disruptor endocrino. Estos son ingredientes que están en algunos protectores y cosmética y aunque todo está controlado y la cantidad es mínima (muy por debajo de los límites establecidos), si utilizas varios tipos de cosméticos con los mismos disruptores, la cantidad de ellos en tu cuerpo es mucho mayor. Además de otras medidas de protección ante el sol como ir por la sombra, usar sombreros o ropa que nos proteja, también tenemos que tener en cuenta los ingredientes de nuestro protector solar. El objetivo es encontrar uno que beneficie a nuestro cuerpo y piel, además de protegernos.
Algunos ejemplos de disruptores endocrinos en protectores solares son los siguientes:
- Metoxicinamato de etilhexilo
- Benzofenona-3
- Ciclopentasiloxano
- Ciclohexasiloxano
- Butylphenyl methyl propional
- Ácido salicílico
- Parábenos
- Ftalatos (DEP, DINP, DEHP…)
- Butilhidroxitolueno (BHT)
- Aceites minerales
¿Has mirado ya si tu protector solar incluye alguno de ellos? El bienestar físico y emocional, al final, siempre se basa en lo mismo: cuanto más natural, mejor. La cosmética natural te proporcionará ingredientes naturales que contribuirán a tu salud. ¡Protégete bien este verano, aún está empezando!
¿Qué protector solar elegir entonces?
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